ESA GRAN DESCONOCIDA
Siempre me han gustado y atraído las personas librepensantes, independientes, con su escala de valores alta, y a la vez humildes y sencillas.
Pocas hay en verdad que llamen mi atención. Hay una sin embargo, que si me ha picado la curiosidad, por su ambiguedad, por su relativa independencia a la historia, por el desconocimiento que hacia su persona hay desde el principio de su vida. Esta persona, que no personaje, es María, la Magdalena.
¿Quién fué? Sin duda, persona de carne y hueso, sobre la cual han sido vertidas muchas especulaciones, versiones de su vida, andanzas y correrías.
Yo no la voy ahora ni mucho menos a descubrir, pero sí a dar mi testimonio íntimo y privado que tengo sobre su figura.
Creo que María era una más de los discípulos de Jesús, al menos al principio. Al ser mujer era mal vista por los hombres que los acompañaban. Jesús se apoyaba en ella, en su inteligencia, viveza e intuición femenina, todo esto hizo que Jesús viera en ella el bastón perfecto para, como hombre que era, dejarse caer, descansar y complementarse. Cuando Jesús eligió a sus discípulos, ya en su interior contaba con el complemento de María para sus planes. Poco importaba como lo vieran los demás. María era perfecta, independiente, inteligente, clara y práctica, aguda, cualidades todas imprescindibles para sobrevivir en esa época y con esos hombres, que relegaban a las mujeres a las más bajas condiciones, todo deberes, ningún provecho, ninguna utilidad, que no fuera la de gobernar una casa humilde y procrear.
María fué un revulsivo para su época, aunque no se haya tenido, o querido tener conciencia de este hecho hasta casi nuestros días. Mi convicción es plena al creer que el discípulo amado de Jesús era ella, no tendría mucha lógica ni sentido que fuera un hombre. Por mucho que Jesús amase a todos, sí, los amaba, pero de de igual manera.
Partiendo de la base que María es nombrada en los cuatro Evangelios (reconocidos oficialmente) como la que presenció la cruxifición de Jesús, ¿por qué no se la ha valorado en su justa medida? ¿Que intereses han hecho que su importantísima figura haya sido relegada a la de simple “pecadora”? Hecho que no me cabe ninguna duda que fué falseado por los hombres del momento para restarle su debido empaque. Que yo sepa en ningún escrito ni antiguo ni contemporáneo se menciona de manera explícita que fuera ella tal pecadora, ni tal adúltera. Tan sólo Lucas (8:2) la identifica como poseída por siete demonios, vayan ustedes a saber que le pasaría de verdad a la pobre mujer.
La importancia de María durante la vida de Jesús, fué, estoy convencida, mucha. La presencia femenina sin duda atraería a muchas mujeres,( que eran bastión no reconocido, de la sociedad de la época, como en todas,) hacia la figura del Jesús predicador. Bastión muy necesario para el equilibrio de la vida rutinaria, pero no reconocido y siempre ninguneado por la tradición machista imperante.
No acabo de entender muy bien cómo pasó María a ser varón con el paso de los años, pues en tal fué convertida, a pesar de ser mujer de Jesús para todo, en lo bueno y en lo malo, en la vida, en la muerte y lo más importante, TRAS la muerte. La convirtieron en el discípulo amado de un plumazo, ¿razón? que después de la muerte de Jesús, que era el que mantenía a los hombres a raya, éstos en las épocas posteriores se tomaran la revancha y como no se atrevieron a borrar de la Historia a la amada María, la convirtieron en amado discípulo, así, todos tan contentos.
Jesús, cosa que nunca entendieron ni compartieron sus apóstoles, nunca se opuso a la igualdad entre hombres y mujeres, a los demás les faltaba valor para ser tan radicales, o eran de mente roma y obtusa.
La cuestión es que por qué, si María era la amada de Jesús, llámese esposa (griego) compañera (copto) o discípula (arameo) no se le ha dado más relevancia a su papel en la vida y obra de Jesús. No se hizo ni antes ni ahora, aunque bien es cierto que en el presente están saliendo a la luz multitud de escritos y textos en los que si parece que se está enmendando el error u olvido. Prueba de ello es que han salido a la luz dos fragmentos en papiro, y una traducción del copto, en los que se ve a María como parte importantísima, debido a la estrecha relación que mantuvo con Jesús. No es mucho, pero ya algo se va avanzando.
Otro capítulo que me llama la atención, es cuando María se reune con los discípulos para contarles lo sucedido después de encontrar el sepulcro vacío. Les cuenta que vió a Jesús resucitado, ahí es cuando se rompe del todo la tensa relación que había entre hombres y mujeres ( Pedro y María). Pedro está celoso de ella, no en vano le echan en cara que Jesús la amaba más que al resto, tanto hombres como demas mujeres. María acaba su narración y como ya he dicho antes, Pedro (secundado por Andrés) no la creen. Bien es sabido de la animadversión que siente Pedro hacia las mujeres, cuando pide a María que salga de entre ellos, pues las hembras no son dignas de la vida. Jesús le reprende diciendo: “He aquí que la inspiraré a ella para que se convierta en varón, para que ella misma se haga un espíritu viviente semejante (que no igual) a vosotros varones. Pues cada hembra que se convierte en varón entrará en el Reino de los Cielos.” (Según evangelio de Tomás)
Ahí fué cuando Pedro se convirtió en piedra y empezaron todos los males en lo referente a la mujer y posterior invención de la iglesia.
María, a mi entender, supo luchar por su amado Jesús en primer lugar, luego por ella misma y por sus convicciones , supo diferenciar su creencia espiritual del mundo material que sus pies pisaban. Se dió a conocer, supo competir con los hombres dando su testimonio, sin adornos ni melindres de su paso por la vida de Jesús, tanto vivo, como después de muerto. Antes, es lógico que no luchara por ello, ya que el mismo Jesús le apartaba todo lo malo, por eso, ella se hizo realmente fuerte despues de la resurreción.
Para mi María, la de Magdala, esa gran desconocida, la de vida fascinante, fué una gran mujer, por afinidad a Jesús primero, y por derecho propio después. Fué, creo, una gran discípula, buena compañera, esposa amante y devota, y ¿por qué no? excelente y perfecta madre.